lunes, 18 de mayo de 2009

EL ARBOL DE LA VIDA

(Texto que me envía mi amiga Susana en relación al árbol que el miércoles de Feria se plantó en los jardines de La Rosaleda en recuerdo a Juan Andrés García).


Lo había buscado incesantemente. El día de tu homenaje no pude estar con los tuyos ni en la plantación del árbol que para siempre te recordará en el Parque González Hontoria. Aquel en el que siempre derramaste carcajadas de humor y de risas, acompañado de tu familia y amigos. Esos mismos que esta Feria se han acercado a ti en tu nueva forma sobrenatural. Un laurel, el árbol de los vencedores y de la vida, será para siempre tu anclaje al Real. Con mi amigo Esteban, como siempre a tu lado, derramé unas lagrimas pensando en que ya no nos acompañarás en nuestros paseos por la Feria del Caballo pero estarás de pie, erguido, presuntuoso, perenne... con una fortaleza envidiable como el árbol en que ya te simbolizamos. Allí, majestuoso tus amigos te regamos con vino de la tierra y hasta parece que tienes mejor color: savia nueva.

Y es que estés donde estés nos mirarás desde arriba con una sonrisa y brindarás con nosotros, sin lágrimas, por la vida. Así como tu viuda Encarni y yo te recordamos juntas hace unos días: con alegría, vitalidad y sentido del humor. Porque así eras y así eres.

Cada vez que pase por ese parque me acordaré de tus andanzas, de tu voz majestuosa, de tus comentarios filosóficos sobre la vida e intentaré esbozar una sonrisa, al igual que cada vez que pase por la calle que en breve llevará tu nombre en la ciudad de tu alma. Jamás te hubieras imaginado algo así pero eso demuestra que sembraste mucho amor y cariño en la vida y que ahora alguien te lo devuelve. Espero que estés donde estés Juan nos sigas irradiando alegría, frescura y felicidad. Yo por mi parte, cada Feria del Caballo, te recordaré en forma de visita a tu laurel; aquel donde estos días te han acompañado en forma de botellona y donde sé que te has reído tanto...

Jamás te olvidaremos chulo.

Tu amiga Susana

1 comentario:

  1. Las hojas del laurel adornan siempre al árbol, como la simpatía adornará siempre el recuerdo de Juan Andrés.

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