miércoles, 28 de octubre de 2009

AJO, BERZA Y CHICHARRONES

(Artículo publicado en Viva Jerez el 29/10/09)

Es la guerra. La guerra a la grasa, a los dulces, a los chicharrones y a la berza. La moda es estar delgado, a veces extremadamente delgado, para cumplir los cánones que nos impone la televisión, el papel cuché o la cadena de grandes almacenes tal o cual. Están demostradas las ventajas de mantener una dieta sana, equilibrada, mediterránea donde no falte el ejercicio físico y en la que no se abuse de nada. Pero de ahí a pensar que la belleza está en chicos o chicas que cuando los ves te recuerdan a los niños de Biafra y te dan ganas de darle 2 euros para que coman algo sólido, pues ¿Qué quieren que les diga? Va un abismo. En la retina de todos están esas chicas de la pasarela Cibeles, que afortunadamente ya no desfilan pero que nos asombraban por esqueléticas. A esas las que yo las invitaba a un potaje de garbanzos, de esos que hace mi tía Charo, con su pringá, su pan de campo y vamos que nos vamos que esto no será ná. Todo ello aderezado con un par de cervecitas, unas olivitas y de postre un buen trozo de tarta de chocolate con galletas María impregnadas en crema. Después una buena siesta y, les aseguro que una semana, no las reconocerían ni la madre que las... trajo al mundo.

En el otro extremo están los obesos, los gordos. Esos que no pueden parar de comer o bien que el metabolismo les ha jugado una mala pasada y, además, creen que ya no hay vuelta atrás. Comen a todas horas, sin medida, para después sentirse culpables del crimen cometido y hacer un examen de conciencia para un futuro que nunca se cumple. Son esos que siempre se engañan a sí mismos diciendo que, para primeros de año -esta vez sí- empiezo la dieta y voy al gimnasio... Está claro que tampoco es ese el camino.

Ahora que se acerca la Navidad, que la tentación nos acecha en cada mesa, y que las fiestas vienen cargadas de polvorones, pestiños, mantecados y roscos de vino, les sugiero moderación y adentrarnos de lleno en nuestra dieta mediterránea. Y si quieren ir el domingo a una venta para tomar una berza, unos chicharrones o un ajo caliente... ¡Adelante!. No se priven, que la vida son cuatro días. Eso sí, al día siguiente una ensalada con todos sus avíos, un par de mandarinas de postre y una buena caminata, que tampoco se puede abusar. Que ustedes lo coman bien...

No hay comentarios:

Publicar un comentario