miércoles, 17 de febrero de 2010

LA LLUVIA ME DESBORDA

(Artículo publicado en Viva Jerez el 18/2/2010)

Miércoles por la mañana. Suena el despertador y, con los ojos aún medio cerrados, oigo de fondo el fuerte aguacero que esta cayendo. Me calzo las zapatillas y me acerco a la ventana. Observo un paisaje gris, un cielo encapotado, fuerte viento y un río de agua que discurre caudalosamente por la calle. Pero, en fin, el deber me llama y debo ir a trabajar. Blacky menea su rabo impaciente. Tendrás que esperar a mediodía. Cualquiera te saca ahora a hacer pis. Me enfundo el chubasquero, me hago con el paraguas y salgo a por el coche. Y la primera en la frente. Una inesperada racha de viento me vuelve el paraguas del revés. Para colmo, cuando intento darle la vuelta, meto el pie en un charco tan profundo que parecía el de los Hurones. Maldigo en arameo a los dioses de la lluvia mientras el paraguas sale finalmente volando y yo me quedo con el mango en la mano. No me queda más remedio que correr rápido hacia el coche mientras la lluvia se hace más intensa.


Al fin llego y… ¿Dónde están las llaves?. Miro en un bolsillo, luego en otro. Está diluviando. Al fin las encuentro en un bolsillo interior del chubasquero y cuando, fruto del nerviosismo, las logro alcanzar se me caen al suelo, en un charco de barro. Con las llaves sucias y mojadas, empapado hasta las orejas, abro finalmente el coche y arranco. A los pocos minutos, deja de llover. Atascos y más atascos. Colas en los semáforos. Y es que, cuando llueve, todo el mundo pilla el coche para ir a trabajar, a llevar a los niños al cole… En fin, paciencia. Es la hora de aparcar. Me

encomiendo a varios santos mientras doy vueltas y más vueltas al entorno de la Plazuela. Tras más media hora logro aparcar, justo cuando comienza otra vez a llover con fuerza. No tengo paraguas. Salgo corriendo del coche tapándome la cabeza con la publicidad de una gran superficie y me resguardo bajo un balcón. No tiene visos de que escampe, así que corro por el filo de la calle buscando salientes y casapuertas.

En ese momento, pasa un coche por la calle. Les prometo que vi, como si de una película en cámara lenta se tratara, cómo se acercaba el coche, el charco frente a mí e incluso visualicé las consecuencias pero, no pude reaccionar a tiempo y ¡Ahí va eso!. Allí estaba yo. Sin paraguas, empapado, con cara de tonto y asesinando con la mirada al incauto conductor. Al fin llego al trabajo. ¿Han permanecido alguna vez 7 horas con los zapatos y calcetines, pantalón y jersey totalmente empapados?. Yo, sí. Veo la previsión del tiempo. Llueve hasta el martes con una probabilidad del 100%. ¡Atchiss!. Ya me he resfriado. Y Blacky en casa sin mear…

1 comentario:

  1. Muy bueno... hoy desayunandome un tostá con manteca colorá en La Moderna, he leido tu articulo "LA LLÚVIA ME DESBRODA" y me visto reflejado en el autor en más de una ocasión. Es muy grafico y mientra lo lees te lo imaginas prefectamente. Se ve que de "raza le viene al galgo" Sr. Fernandez.
    Abrazos Vicente.

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