miércoles, 6 de abril de 2011

EL MÓVIL

(Artículo publicado en Viva Jerez el 7/4/2011)

No sé dónde he puesto mi móvil. Ni idea. Y tengo todos mis contactos, números de teléfono, los cumpleaños en la agenda… Piensa Esteban, piensa. Esta mañana me despertó la alarma que le puse a las 7. Ducha, café rápido y al trabajo. Recuerdo que sobre las 10 llamó mi amigo Emilio para ir a desayunar y que recibí un mensaje a las 12 de no sé qué oferta de Movistar. Un par de llamadas más de trabajo y me fui a casa a las 3. Almorcé, siesta en el sofá viendo el documental de la 2 y…. hasta ahí recuerdo. Ahora son las 5 y ni rastro del móvil. Lo he buscado en los bolsillos del pantalón, de la chaqueta, bajo el sofá, en los cajones, en la mesita de noche… No le he dicho nada a mi mujer. Piensa que tengo la cabeza a las tres de la tarde y como se lo diga… broncazo del quince. Que si cualquier día te olvidas de cómo te llamas, que si ahora hay que comprar otro móvil y no estamos para excesos, que a ver cuándo te centras… Lo cierto es que parte de razón lleva, ya que perdí otro móvil el año pasado.

¡Ya sé lo que hacer!. Me llamaré desde el fijo… ¡Sí, está sonando!. Y suena, y suena… pero nadie lo coge y salta el contestador. ¿Dónde estará?. ¿Quizá en el bolsillo de algún desaprensivo que borrará mis contactos?. ¡¡Nooo!!. Debí hacer una copia de seguridad, pero un día por otro... Así que de perdidos al río. Llamaré a Movistar, daré de baja mi número y me lo bloquearán. Dicho y hecho. Ahora que pienso, ¿Se me habrá caído en el coche?. Salgo con la excusa de tirar la basura y lo pongo patas arriba. Encuentro 8 pesetas de las antiguas, 1 euro y 25 céntimos, dos palillos de dientes, una estampita de Schuster con la camiseta blanca y una bolsita abierta de un condón que caducaba… el siglo pasado. Me sonrío. ¡Qué tiempos!. Miro hasta debajo del coche. Nada. Llamaré al trabajo. Igual me lo dejé en la mesa. ¿Virginia, mira en mi despacho si me he dejado el móvil, please?. Lo siento, Esteban, no está. ¿Y si me lo robaron?. Por mi mente pasan la limpiadora, el técnico que me miró el ordenador…Vuelvo a llamar. Suena y suena. Nadie lo atiende.

¡Tengo un plan!. Vuelvo a salir de casa con otra peregrina excusa. Voy al Área Sur, a la tienda de Movistar, no sin antes vaciar la hucha del niño y pillarle 200 euros. ¡No piensen mal, que ya se lo repongo en cómodos plazos…!. Miro y remiro y al final me compro un móvil nuevo. Idéntico al que perdí. Así mi mujer no notará la diferencia. Ya me apañaré con los contactos. Tiro la caja y guardo el cargador en el coche. Recuerdo que mi móvil tenía un golpecito en la esquina. Así que lo golpeo levemente para simularlo. ¡Perfecto!. Vuelvo a casa y me siento en el sofá. En estas que aparece mi mujer. ¡Esteban, por cierto, que te cogí el móvil para llamar a mi madre. Lo tienes en el mueble del televisor. Lo puse en silencio porque estabas durmiendo la siesta!. Pero ¿Qué te pasa?. Estás sudando y te has puesto amarillo. A propósito, tu hijo pregunta dónde está su hucha…

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