viernes, 25 de enero de 2013

DE ALCÁSSER A MARTA DEL CASTILLO


El sempiterno debate de los periodistas en torno a los sucesos con contenido o imágenes morbosas, es analizado a la perfección por la periodista Amparo Bou en la web de Canal de Noticias Andalucía (CNA). De Alcásser a Marta del Castillo, los periodistas tenemos un deber con la información pero también con la ética.
OPINIÓN/Amparo Bou (*).-Estos días se cumplen 20 años del hallazgo de los cadáveres de las tristemente famosas niñas de Alcàsser, que habían sido torturadas, violadas y asesinadas salvajemente el mismo día de su desaparición. El caso provocó, además de tristeza e indignación por el horrible crimen, un gran debate social y periodístico sobre los límites del morbo, especialmente en televisión.
Los periodistas hemos hecho autocrítica por este tipo de casos, aunque no sé si lo suficiente, ya que, 20 años después del caso Alcàsser, en otros crímenes horribles como por ejemplo el de Marta del Castillo se han cometido errores similares; basta recordar la entrevista, previo pago, a la madre del Cuco, uno de los supuestos autores del asesinato de la joven.
Pero no solo los periodistas somos responsables de los desmanes en este tipo de casos. También la sociedad en su conjunto debería reconocer que, en ocasiones, el morbo puede más que el respeto a las familias que están sufriendo, y ese morbo alimenta las malas prácticas periodísticas: sin una audiencia que las respaldara, los medios de comunicación no tendrían interés en ellas.
Es la eterna pregunta, ¿qué es antes, la audiencia ávida de detalles escabrosos, o el contenido morboso?
Una pregunta para la que nadie tiene la respuesta, cada uno lo ve desde el punto de vista de sus intereses. Desde mi punto de vista, audiencia y medios de comunicación se retroalimentan, pero los periodistas tenemos una responsabilidad social que no debemos eludir, y que debería llevarnos a no transitar esos caminos morbosos ni ahondar en las heridas de los familiares de las víctimas.
Recepción de la Princesa de Asturias a los autores del libro
Sin embargo muchas veces quienes deciden no son los curritos de a pie, sino los altos dirigentes de las empresas periodísticas, que miran más por el dinero que les reporta en audiencia. Y ahí queda la pescadilla que se muerde la cola.
A quien tenga interés en estos asuntos, le dejo el enlace de mi análisis del caso Alcàsser, escrito hace cinco años para el libro Cómo informar sobre Infancia y Violencia, editado por el Centro Reina Sofía para el Estudio de la Violencia.
Está, con descarga gratuita, en www.slcomunicacion.com. Un ejemplo de que los periodistas sí intentamos hacer autocrítica; no sé si la sociedad en su conjunto lo ha intentado, y es urgente, para evitar el sufrimiento a más familias

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