miércoles, 6 de abril de 2016

LA FOTO

(Artículo publicado en Viva Jerez el 7.4.2016) 
Créanme que he me ha costado decidirme por la foto que, desde hoy, acompaña cada jueves los artículos que escribo en esta tribuna de prensa. Estaba harto de oír toda clase de comentarios en torno al careto que aparecía en la anterior instantánea que, en un alarde de atrevimiento, alguien me perpetró mientras miraba absorto a una invitada a la que entrevistaba en Onda Jerez hace la friolera de siete años. “El artículo de esta semana, bien… pero la foto es de cuando hiciste la primera comunión…”. “Oye, estoy de acuerdo con lo que dices en tu artículo de hoy, pero dile a los del Viva que te cambien la foto, que ya tienes canas…”. En el mejor de los casos, culpaban directamente a la dirección de VIVA JEREZ por incluir una foto mía tan “antigua”, ante lo cual yo siempre me encogía de hombros, ponía cara de tonto (que me sale muy bien) y asentía con la cabeza a la vez que entornaba los ojos, emulando el “¿Seré yo señor?” del tal Judas Iscariote. En otros casos he llegado a emular a Pinocho afirmando que la foto es de hace unos meses tan solo… pero por ahora nadie se lo ha tragado. Eso sí, me ha crecido un palmo la nariz. En fin, que decidí hacerme otra foto y así acallar las críticas voces de amigos, familiares, conocidos, camaradas de juergas nocturnas, compañeros de fatigas y otros. 

Así que me puse manos a la obra y me dispuse a perpetrar otro autorretrato. Allí estaba yo, móvil en mano, haciendo selfies a diestro y siniestro, poniendo caras, de frente, de perfil, serio, sonriendo abiertamente, sonriendo picaronamente, haciéndome el interesante… Una tras otra las fui borrando de la tarjeta de memoria del móvil no fuera que alguien las pillara y las colgara en alguna web de terror o en la portada del Caso con una frase que dijera “se busca por feo”. Al final, se me gastó la batería y se hizo de noche. Y nada de nada. En esas estaba yo cuando se me ocurrió pedir ayuda a un amigo fotógrafo. “Porfa, porfa, hazme una foto” Debió verme tan desesperado que, sin mediar palabra, tomó su cámara profesional y se dispuso a sacarme una foto “decente”. Afortunadamente estamos en la era digital porque si no, al de la Droguería y Fotografía Quirós, la que estaba en la calle Consistorio, habría hecho negocio vendiéndonos carretes de 24 y 36. “Ponte aquí, ponte allí, sonríe, no sonrías, sube la barbilla, bájala…”. 

Desesperado por el resultado que veía en su visor cada vez que tiraba una foto, a mi amigo se le adivinaba el pensamiento “A este no hay por dónde cogerlo...”. Finalmente me mandó por mail sus 5 mejores, pero… ninguna me gustaba. Así que rebusqué en mi archivo y recorté la foto que ahora ven en la esquina superior derecha de este artículo, suprimiendo claro está a la persona que posaba junto a mí. La acabo de mandar y ya me estoy arrepintiendo. Porque la miro y la miro y no paro de pensar en la frase que un día me dijo otro buen amigo… “Esteban, mirándote… solo se me ocurre decirte que hay que tener ganas de tío…”.


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